UNA BITACORA ENSEÑANZA Y DE AMOR

A modo de introducción.
Es impresionante como uno en el caminar de la vida, donde a tu alrededor solo existe una infinidad de amigos que lo que buscan es superarse para poder tener mejor posición, tanto social como económica, te involucren en ese mismo mundo competitivo, y lo que consigues al final es un gran flujo de amor, junto a la infinidad de conocimientos que pueden caber en seis días de compartir.
Después de incursionar en el maravilloso mundo de ser estudiante de una maestría, uno se llena la boca diciéndole a tus amigos que estas en esa gran procesión, pero es algo impredecible la forma como cambia su expresión de la cara cuando le dices que la maestría es en Teología: “¿Pero tú estas loco?, ¿Por qué estudias eso? ¿Para qué te sirve?” dicen los que te tienen mas confianza y los otros se quedan callado por un largo tiempo, asimilando lo que oyeron y pensando como reaccionar, y después te dicen: “¿Y por qué estudias eso? ¿Quieres ser cura?”. Como poder responder satisfactoriamente a una pregunta cuya única respuesta es que me gusta.
Así transcurrieron casi dos años de mi vida. Y luego de discernir durante un tiempo decidí hacer un postgrado que le adicionara un valor agregado a mi carrera de pregrado y que fuera reconocida y admirada por mis amigos. Seguramente al principio lo sentí como una obligación para la sociedad que tantas preguntas se hacían sobre el por qué de mi maestría, pero ahora sé que no fue así.
En el tiempo que tengo estudiando la maestría en teología, he aprendido a Amar al prójimo como Dios nos amó, y no me ha sido fácil el transmitir esos conocimientos a las personas que están dentro de mí circulo de influencia; hasta el punto de sentir que una gran parte de las personas que nos rodean ya no creen en el Amor como una forma de compartir entre nosotros.
En estas hojas escribiré una pequeña bitácora de seis días de mi vida donde mi percepción de estudiar un postgrado que esté involucrado con mi carrera de pregrado cambió muy positivamente y me hizo ver que el amor, aunque escondido, está presente en nuestra interacción diaria de vida.
Primera parada de la Bitácora.
La primera incursión fue hace un semestre atrás, cuando luego de navegar por Internet, decidí hacer un postgrado de gerencia en la universidad Simón Bolívar (USB) o en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Así que tome mi vehículo y me fui a la USB. Me dijeron que en ese trimestre no estaban abriendo las inscripciones para la especialización en Mercadeo ni en Proyecto. Así que regrese a la oficina y llamé a la UCV recibiendo la misma respuesta. Reacio a mi suerte no me desanimé y decidí esperar al próximo trimestre e inscribirme en la USB.
En ese tiempo comenzó a trabajar una compañera que luego de hacernos buenos amigos me dijo que iba a empezar a estudiar un postgrado en gerencia de proyecto en la USB, y me propuso que me inscribiera con ella; las coincidencias de la vida a veces nos dejan estupefactos. Así que le dijimos a mi novia que trabaja con nosotros y nos fuimos a inscribir los tres.
Claro que teníamos que hacer un cursillo que llamaban “Comunidad de Aprendizaje” y presentar un examen. Cosa que nos llamo altamente la atención.
Bueno, a esperar el primer día de seis que prometían ser eternos, ya que eran los viernes de rumba y los sábados de descanso.
Al entrar al salón, con la cara llena de dudas, observamos más caras llenas de dudas, al hacer la dinámica de la presentación de cada uno de nosotros, era difícil entrar en calor de aula. Pero algo mágico paso en esos minutos y el hielo empezó a romperse con risas de improvisaciones sobre las pequeñas cosas que empezamos a conocer de nuestros compañeros de dudas.
Luego poco a poco ya todos empezamos hacer amistades, y entender lo que serian nuestros próximos días de sesión.
Esos dos primeros días recordé muchas cosas que había olvidado, como el compañerismo del estudiante, así como la importancia de saber escuchar y de recibir una retroalimentación adecuada de las cosas que hacemos, y empezó un cambio en mí. El ver que por estar empeñado en que hagamos las cosas bien uno se olvida de dar una buena retroalimentación a las personas que están al lado de uno y que la mejor manera de comunicarse es escuchando a la persona que se trata de comunicar algo.
Segunda parada de la Bitácora.
En la segunda semana fue una experiencia gratificante, ya que retomé lo que era trabajar en equipo para la universidad, sintiendo la presión del tiempo que no te deja de perseguir entre las obligaciones laborales y personales. Retomé la sensación de pararme en un salón de clases a dar una exposición (cosa que no es, para nada lo mismo, el dar una conferencia en el trabajo), y que uno recibiera unas criticas tan excepcionales.
También me di cuenta que me encanta la amistad, y que la pongo de primero antes de cualquier cosa.
Adicional pude percatarme de la presión de mis compañeros de conseguir la excelencia a costa de todo, cosa que yo había aprendido a golpes, y espero que mis palabras producto de mi experiencia, unida a las palabras de las profesoras, hallan hecho un sendero hacia la importancia, de uno mismo y las personas que están alrededor, que lo único que necesitamos es un poco de amor.
Tercera parada, y espero que no la última, de la Bitácora.
En la tercera semana fueron unas sesiones de toma de decisiones, gratificante fue ver, con el ejemplo de los diferentes ejercicio, la importancia de unirnos para poder tener todos los elementos para tomar la mejor decisión, observamos como la variedad de pensamientos pueden, con un esfuerzo adicional, llegar a un acuerdo en consenso y tomando en consideración la experticia de todos, y así lograr una efectividad en los resultados.
También en esta parada, llegamos a ver lo tanto que nos habíamos compenetrado, en estas sesiones, por que inolvidable va ser para todos los últimos momentos de silencio, cuando aunque muchos con sueño y ganas de descansar, nadie quiso decir algo por miedo a que el final de esos días llegaba y que el próximo paso era un examen que posiblemente no todos íbamos aprobar.
Una Conclusión con perspectiva algo Teológica, pero no tediosa.
En este pequeño ensayo, sencillamente quiero hacer notar, la entrega de cada uno que estuvimos en esos seis días, donde todos teníamos el mismo objetivo que era el obtener la máxima nota, y entendimos que para eso teníamos que unirnos en un solo equipo y trabajar juntos para salir airosos de este reto que nos propusimos.
Creo que es fácil, el ver desde otra perspectiva lo que paso en esos seis días, todos nosotros nos reunimos por un fin que todos deseamos con todo nuestro amor, y fue ese amor que sentíamos, lo que nos unió y nos permitió acogernos como compañeros, amigos y mas que eso como Hermanos. En un mañana cuando nos enteremos que uno de nosotros no pudo acompañarnos en la especialización lo recordaremos con nostalgia, por que una pequeña huella dejo en nosotros.
Sencillamente Amor.
Es notorio que en cada cosa que hacemos, si nos unimos a nuestros Hermanos (amigos), sin mezquindades, en el amor que le tenemos a las cosas que hacemos, vamos a lograr con éxito lo que nos propongamos hacer. Así que como gran conclusión de estos días puedo sacar:
Amémonos como hermanos, y unámonos en un fin común, que el resto del camino lo vamos a construir amenamente, aprendiendo de nosotros mismos, la forma de ser exitosos.
Gracias a Alejandra y a Hecmy por el amor entregado en las grandes enseñanzas que nos dieron.
Es impresionante como uno en el caminar de la vida, donde a tu alrededor solo existe una infinidad de amigos que lo que buscan es superarse para poder tener mejor posición, tanto social como económica, te involucren en ese mismo mundo competitivo, y lo que consigues al final es un gran flujo de amor, junto a la infinidad de conocimientos que pueden caber en seis días de compartir.
Después de incursionar en el maravilloso mundo de ser estudiante de una maestría, uno se llena la boca diciéndole a tus amigos que estas en esa gran procesión, pero es algo impredecible la forma como cambia su expresión de la cara cuando le dices que la maestría es en Teología: “¿Pero tú estas loco?, ¿Por qué estudias eso? ¿Para qué te sirve?” dicen los que te tienen mas confianza y los otros se quedan callado por un largo tiempo, asimilando lo que oyeron y pensando como reaccionar, y después te dicen: “¿Y por qué estudias eso? ¿Quieres ser cura?”. Como poder responder satisfactoriamente a una pregunta cuya única respuesta es que me gusta.
Así transcurrieron casi dos años de mi vida. Y luego de discernir durante un tiempo decidí hacer un postgrado que le adicionara un valor agregado a mi carrera de pregrado y que fuera reconocida y admirada por mis amigos. Seguramente al principio lo sentí como una obligación para la sociedad que tantas preguntas se hacían sobre el por qué de mi maestría, pero ahora sé que no fue así.
En el tiempo que tengo estudiando la maestría en teología, he aprendido a Amar al prójimo como Dios nos amó, y no me ha sido fácil el transmitir esos conocimientos a las personas que están dentro de mí circulo de influencia; hasta el punto de sentir que una gran parte de las personas que nos rodean ya no creen en el Amor como una forma de compartir entre nosotros.
En estas hojas escribiré una pequeña bitácora de seis días de mi vida donde mi percepción de estudiar un postgrado que esté involucrado con mi carrera de pregrado cambió muy positivamente y me hizo ver que el amor, aunque escondido, está presente en nuestra interacción diaria de vida.
Primera parada de la Bitácora.
La primera incursión fue hace un semestre atrás, cuando luego de navegar por Internet, decidí hacer un postgrado de gerencia en la universidad Simón Bolívar (USB) o en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Así que tome mi vehículo y me fui a la USB. Me dijeron que en ese trimestre no estaban abriendo las inscripciones para la especialización en Mercadeo ni en Proyecto. Así que regrese a la oficina y llamé a la UCV recibiendo la misma respuesta. Reacio a mi suerte no me desanimé y decidí esperar al próximo trimestre e inscribirme en la USB.
En ese tiempo comenzó a trabajar una compañera que luego de hacernos buenos amigos me dijo que iba a empezar a estudiar un postgrado en gerencia de proyecto en la USB, y me propuso que me inscribiera con ella; las coincidencias de la vida a veces nos dejan estupefactos. Así que le dijimos a mi novia que trabaja con nosotros y nos fuimos a inscribir los tres.
Claro que teníamos que hacer un cursillo que llamaban “Comunidad de Aprendizaje” y presentar un examen. Cosa que nos llamo altamente la atención.
Bueno, a esperar el primer día de seis que prometían ser eternos, ya que eran los viernes de rumba y los sábados de descanso.
Al entrar al salón, con la cara llena de dudas, observamos más caras llenas de dudas, al hacer la dinámica de la presentación de cada uno de nosotros, era difícil entrar en calor de aula. Pero algo mágico paso en esos minutos y el hielo empezó a romperse con risas de improvisaciones sobre las pequeñas cosas que empezamos a conocer de nuestros compañeros de dudas.
Luego poco a poco ya todos empezamos hacer amistades, y entender lo que serian nuestros próximos días de sesión.
Esos dos primeros días recordé muchas cosas que había olvidado, como el compañerismo del estudiante, así como la importancia de saber escuchar y de recibir una retroalimentación adecuada de las cosas que hacemos, y empezó un cambio en mí. El ver que por estar empeñado en que hagamos las cosas bien uno se olvida de dar una buena retroalimentación a las personas que están al lado de uno y que la mejor manera de comunicarse es escuchando a la persona que se trata de comunicar algo.
Segunda parada de la Bitácora.
En la segunda semana fue una experiencia gratificante, ya que retomé lo que era trabajar en equipo para la universidad, sintiendo la presión del tiempo que no te deja de perseguir entre las obligaciones laborales y personales. Retomé la sensación de pararme en un salón de clases a dar una exposición (cosa que no es, para nada lo mismo, el dar una conferencia en el trabajo), y que uno recibiera unas criticas tan excepcionales.
También me di cuenta que me encanta la amistad, y que la pongo de primero antes de cualquier cosa.
Adicional pude percatarme de la presión de mis compañeros de conseguir la excelencia a costa de todo, cosa que yo había aprendido a golpes, y espero que mis palabras producto de mi experiencia, unida a las palabras de las profesoras, hallan hecho un sendero hacia la importancia, de uno mismo y las personas que están alrededor, que lo único que necesitamos es un poco de amor.
Tercera parada, y espero que no la última, de la Bitácora.
En la tercera semana fueron unas sesiones de toma de decisiones, gratificante fue ver, con el ejemplo de los diferentes ejercicio, la importancia de unirnos para poder tener todos los elementos para tomar la mejor decisión, observamos como la variedad de pensamientos pueden, con un esfuerzo adicional, llegar a un acuerdo en consenso y tomando en consideración la experticia de todos, y así lograr una efectividad en los resultados.
También en esta parada, llegamos a ver lo tanto que nos habíamos compenetrado, en estas sesiones, por que inolvidable va ser para todos los últimos momentos de silencio, cuando aunque muchos con sueño y ganas de descansar, nadie quiso decir algo por miedo a que el final de esos días llegaba y que el próximo paso era un examen que posiblemente no todos íbamos aprobar.
Una Conclusión con perspectiva algo Teológica, pero no tediosa.
En este pequeño ensayo, sencillamente quiero hacer notar, la entrega de cada uno que estuvimos en esos seis días, donde todos teníamos el mismo objetivo que era el obtener la máxima nota, y entendimos que para eso teníamos que unirnos en un solo equipo y trabajar juntos para salir airosos de este reto que nos propusimos.
Creo que es fácil, el ver desde otra perspectiva lo que paso en esos seis días, todos nosotros nos reunimos por un fin que todos deseamos con todo nuestro amor, y fue ese amor que sentíamos, lo que nos unió y nos permitió acogernos como compañeros, amigos y mas que eso como Hermanos. En un mañana cuando nos enteremos que uno de nosotros no pudo acompañarnos en la especialización lo recordaremos con nostalgia, por que una pequeña huella dejo en nosotros.
Sencillamente Amor.
Es notorio que en cada cosa que hacemos, si nos unimos a nuestros Hermanos (amigos), sin mezquindades, en el amor que le tenemos a las cosas que hacemos, vamos a lograr con éxito lo que nos propongamos hacer. Así que como gran conclusión de estos días puedo sacar:
Amémonos como hermanos, y unámonos en un fin común, que el resto del camino lo vamos a construir amenamente, aprendiendo de nosotros mismos, la forma de ser exitosos.
Gracias a Alejandra y a Hecmy por el amor entregado en las grandes enseñanzas que nos dieron.
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